ayer, hoy, mañana


El día antes de mi entierro me peinan y me insertan en una caja rectangular abierta, la gente desfila contemplando mi cuerpo inánime; el día de mi entierro me llevan al cementerio y me embuten entre nichos poniendo cemento para separarme para siempre del mundo, herméticamente quedo enclaustrado; el día después de mi entierro emprendo un largo y perpetuo camino de hastío y aburrimiento, se llama eternidad. 

 

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